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El tratado de Mercosur y el nuevo entorno geopolítico.




Veinte años han tenido que pasar hasta la llegada de un nuevo debate geopolítico, basado en el proteccionismo y el capitalismo de estado, para que Europa diera un golpe en la mesa el pasado 28 de junio, y cerrara un histórico tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur. Con las primeras luces del alba en Japón, en la cumbre del G20 concretamente, los principales líderes políticos de los países participantes compartían la noticia vía Twitter: después de una larga noche en Bruselas, donde se encontraban los negociadores ultimando los detalles.


“Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay junto con la UE integran de esta manera un mercado de 800 millones de habitantes que suman casi una cuarta parte del PIB mundial, con más de 100.000 millones de dólares de comercio bilateral y servicios”, señalaba el gobierno de Mauricio Macri.


Un futuro que ilusiona


Uno de los datos que más han aparecido en las noticias son los 4.000 millones de euros anuales que se ahorrarán las empresas europeas en aranceles, pero también están los 68.000 millones de euros en los que están valorados los bienes y servicios que exporta cada año la UE a la zona y los 260 millones de consumidores potenciales que aglutinan las principales economías de latinoamérica. Pero esto no son más que cifras teniendo el cuenta el peso que tiene en el espectro geopolítico este nuevo acuerdo.


Estados Unidos y China acaban de perder buena parte de su influencia, sobre todo el primero, que goza de manera tradicional de una fuerte influencia en el subcontinente. Brasil, un gran dependiente de ambas economías, acaba de recibir una grandísima oportunidad para diversificar su mercado en un momento crítico para su estancada economía. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay decía como “en Uruguay producimos mucho más de lo que podemos comer; por lo tanto necesitamos mercado pero también tenemos que comprar tecnología, productos industrializados de algunas industrias que no tenemos”. Y Paraguay señala el desafío que supondrá para su industria adaptarse a uno de los mercados más exigentes del mundo: un reto que afronta con ilusión.


“Hay que destacar que los consumidores en ambos lados del Atlántico serán los mayores beneficiarios (…) dada la reducción de los precios que se produciría tras la eliminación de los aranceles” sostuvo Inmaculada Martínez-Zarzoso, profesora de teoría económica de la Universidad de Gotinga, Alemania, en un diálogo con el medio argentino Infobae.


Por supuesto Europa también se beneficia del tratado, pues temerosa de los nuevos aranceles de Trump, que harían temblar sus exportaciones, recibe un respiro abriéndose a nuevas oportunidades de negocio. Los sectores más beneficiados serán los del automóvil, la maquinaria industrial y la industria química, convirtiendo a los países nórdicos, Alemania, España y Portugal en los grandes vencedores.


Con una vista echada al futuro, México forma ahora parte también del nuevo entorno comercial entre Europa y Sudamérica. Con tal de que el acuerdo prospere, España deberá apoyar a México, país con el que mantiene otro tratado de libre comercio, para que se beneficie de este nuevo mercado. El gobierno de López Obrador podría reducir así su dependencia de E.E.U.U., que concentra el 85% de sus exportaciones, y evitar una próxima recesión que podría ser contagiosa para la economía mexicana.


Las voces en contra


Sin embargo, todos los productores agrícolas y ganaderos de Europa se han llevado las manos a la cabeza tras el acuerdo. Tal y como anunciaba el portal de noticias euronews, los ganaderos irlandeses salieron a la calle para protestar contra el Tratado de Mercosur, preocupados por la llegada del vacuno suramericano: un producto que tiene que superar unos controles medioambientales mucho menos restrictivos en comparación con los productos europeos. Euronews añadía también que la preocupación se extendía a los ganaderos españoles, italianos y polacos.


Como ya anticipaba Martínez-Zarzoso en Infobae: “Uno de los países que puede verse perjudicado es Francia. En concreto por sus agricultores, dado que es exportador neto de productos agrícolas y ha sido beneficiario de la protección que la Política Agraria Común (PAC) ha proporcionado a dicho sector durante décadas”. De hecho, Francia ya ha exigido a los países del Mercosur que respeten el acuerdo de París. Una advertencia especialmente dirigida a al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que se ve envuelto en una polémica tras otra por sus medidas anti-ecologistas.


“Nos preocupan las normas sanitarias -explicó la portavoz del gobierno de París, Sibeth Ndiaye-. Queremos garantizar que, con este acuerdo, se cumplen las normas sanitarias en los productos y también en sus procesos de fabricación”.


El gobierno de Francia ha encabezado las exigencias de los otros países de la Unión contrarios al tratado, Bélgica, Irlanda y Polonia, que transmiten su preocupación por las medidas sanitarias a las que someten los productos sudamericanos; en concreto, se hace referencia a la ternera, el pollo, el azúcar y el etanol. Si el acuerdo quiere prosperar se tendrá que dar voz a estas condiciones, pues el pacto deberá de ser ratificado a nivel europeo y por cada uno de los países miembros.


El papel de España


La reacción de España no se ha hecho esperar, explicaba el diario el Mundo. El presidente español, Pedro Sánchez, ha redactado desde Moncloa una carta pidiendo a Jean-Claude Juncker y Malmstrom que “hagan a Mercosur una oferta razonable y equilibrada que allane el camino para concluir el acuerdo. Sería un hito que mandaría un claro mensaje a la economía mundial en favor de un sistema justo, abierto y sustentado en reglas. (…) La UE no se puede permitir dar espacio a los argumentos populistas y proteccionistas sobre comercio”. En 48 horas ya contaba con el apoyo de Alemania, Portugal, Holanda, República Checa, Letonia y Suecia.


“La UE no se puede permitir dar espacio a los argumentos populistas y proteccionistas sobre comercio”, se decía desde Moncloa.


Aunque el acuerdo cuente con el apoyo del gobierno español, en España no faltan las voces críticas al acuerdo. Nada nuevo, teniendo en cuenta que, igual que el resto de países, el sector agrario y ganadero será el más afectado tras este acuerdo. En España, el sector es el pilar económico de las comunidades más despobladas, con 840.000 afiliados a la Seguridad Social, y una pujante producción que aumentaba un 5,5% el año pasado hasta los 30.217 millones de euros (fuente: Bankia estudios). Entre otros problemas, España se tendría que enfrentar a los productos cítricos americanos, un mercado en el que cuenta con un 25% de la cuota de mercado mundial, y también a los cultivos típicos de Mercosur, como el aguacate, la chirimoya, los mangos, papayas y kakis, pues son productos con los que el sector buscaba diversificarse, llegando a ser el único productor de aguacate de la UE, y ahora podrían correr peligro.


No obstante, y pese a las dificultades , el tratado de Mercosur puede traer más ventajas que inconvenientes, e igualmente supone un reto para ambas partes. Desde luego, España, que tradicionalmente ha mantenido prósperas relaciones con latino-américa, puede ser la gran beneficiada del acuerdo, pues, junto a Portugal, se convertiría en el principal puerto de intercambio entre los dos continentes. Las próximas semanas habrá una ronda de negociación técnica en la UE, estaremos pendientes de las novedades relacionadas con el tratado y sus principales actores.

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