Joan Font ya es el único accionista del Grupo Bon Preu

Hace apenas unos días resumimos el culebrón vivido por los accionistas de la cadena de Supermercados Dia, y ahora, otra gran cadena nacional, con ingresos billonarios en el sentido anglosajón, vuelve a dar que hablar. Hablamos del Grupo Bon Preu, una cadena de supermercados de la que son propietarios los hermanos Font: Joan Font, el hermano mayor, el presidente, y Josep Font, vicepresidente hasta enero de 2019.
Tras casi un año y medio de batalla judicial, Joan Font ha comprado la parte de su hermano por algo más de 300 millones de euros. El conflicto ha implicado a múltiples tribunales y empresas de valoración para alcanzar el acuerdo, que al final ha supuesto un precio justo para Josep y un pago asumible para Joan. ¿Pero cuál es el origen del problema? Para comprender las rencillas entre los hermanos tenemos que echar antes un vistazo a la historia del grupo.
La historia de Bon Preu
Bon Preu es una empresa de alimentación con sede en Barcelona y fundada por la familia Font, que tenía una parada de bacalao en el mercado de Vic. El 7 de setiembre de 1974 la familia abre el primer establecimiento en Manlleu, inspirado en el modelo francés de establecimientos de autoservicio; catorce años más tarde, en el 1982, abre el primer hipermercado de Catalunya, en Vilafranca del Penedès. Dos años más tarde abren el primer punto de venta en Barcelona.
Fue durante los noventa que la empresa padeció su primer gran incremento de actividad comercial gracias a los Juegos Olímpicos de Verano de 1992, en los cuales alcanzaron un acuerdo mediante se le otorgaba a la empresa la exclusividad para servir todos los alimentos durante el evento. Además, en 1995 abrieron su primera gasolinera al lado del Esclat de Malla, en Osona, y adquirieron una finca de 127.000m2 para crear su centro logístico, también en Malla. En 1999 crean sus primeras tarjetas de fidelización. Los años siguientes, Bon Preu comercializa productos de marca propia hasta llegar al 2007, cuando se aprovecha de la crisis financiera española para comprar activos a otras empresas.
El 2010 la empresa mostraba un volumen de ventas valoradas en 660 millones de euros, en 2014 esa cifra ascendía a los 900 millones de euros.
A partir del año 2010 hasta la actualidad, la empresa sufre su segundo gran período de crecimiento, alcanzando índices de crecimiento en torno al 30% año tras año. El 2010 la empresa mostraba un volumen de ventas valoradas en 660 millones de euros, en 2014 esa cifra ascendía a los 900 millones de euros. Todo eso con una inversión media en 20 y 30 millones al año para ampliar su superficie de sala de ventas, en especial la destinada a grandes superfícies. En marzo de 2017, sin ir más lejos, inauguró su nuevo centro logístico en Hostalets de Balenyà, un almacén de 23.000m2, ampliado a 58.500m2 en 2018, especializado en productos frescos con el cual el grupo empresarial espera duplicar su facturación en diez años. En el 2018, sus hipermercados concentraban el 41,4% de la sala de venta destinada a grandes superficies alimentarias en Cataluña, con una red formada por 31 centros Esclat, que reunían 91.041m2 en total (datos del portal Alimarket).
Así pues, en la actualidad, el Grupo Bon Preu cuenta con 127 supermercados Bon Preu, 55 hipermercados Esclat y 48 gasolineras Esclatoil, que suman una superficie de sala de venta total de 229.000m2, y una plantilla compuesta por 7.400 personas, casi 900 más que el año pasado. Estos números se deben a la política de expansión adoptada por la compañía que implican unas exorbitantes cifras de inversión en torno a los 103 millones de euros en 2016, de hasta 145 millones en 2018 o los 160 millones esperados para 2019, unas cifras que precisamente son el motivo del conflicto.
Las políticas de expansión de Bon Preu
Durante los últimos diez años de expansión, la empresa se encontraba dividida por las estrategias de futuro de ambos hermanos: diametralmente opuestas. Mientras que Joan Font perseguía su ambición de expandir el grupo lo máximo posible, Josep sólo quería ver dar frutos a su dinero y llevarse la parte que le tocaba tras cada ejercicio.
Tal y como explicaba el diario Economía Digital, dada la expansión del grupo, que demandaba inversiones entre los 100 y 140 millones de euros cada año, la ambición llevó a Joan Font a usar su condición como presidente para congelar el reparto de dividendos en el ejercicio de 2013/2014, con el objetivo de reinvertirlos en la empresa. Esa decisión no agradó a su hermano, el vicepresidente, que a partir de entonces no pudo recibir nada de sus participaciones en la empresa hasta la actualidad.
La batalla legal comenzaba con las diferencia entre las valoraciones encargadas por los hermanos a Faura-Casas y Mazars: la primera valoraba el Grupo Bon Preu en 380 millones de euros y la segunda en 960 millones.
De esta manera, en septiembre de 2017, Josep Font pide formalmente a su hermano que le compre el 50% de la empresa. La batalla legal comenzaba con las diferencia entre las valoraciones encargadas por los hermanos a Faura-Casas y Mazars: la primera valoraba el Grupo Bon Preu en 380 millones de euros y la segunda en 960 millones. Tras unas segunda valoración encargada por Joan a KPMG, resultando en 600 millones, y Josep a Grant Thorton, 1.100 millones, el proceso encalla.
Tampoco ayudó al conflicto que Joan Font decidiera incrementar su salario como presidente en 580.000 euros. Josep denunció el caso ante la justicia ordinaria, que le dio la razón, pudiendo así incrementar también el suyo. Sin embargo, y tras el recurso de Joan, la Audiencia Provincial obligó a devolver a cada uno 580.000 euros cobrados indebidamente, ya que esas retribuciones no habían sido aprobadas por la junta de accionistas.
Incapaces de llegar un acuerdo, los hermanos deciden llevar el conflicto a los tribunales, Josep Font a través del juzgado mercantil número 8 de Barcelona, para fijar un precio a la empresa y obligar a su hermano a pagarle su parte, y Joan Font a través del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, para designar un árbitro. Todas las demandas presentadas por los dos hermanos fueron desestimadas, condenandolos a Joan y Josep Font a un pacto o a años de pleitos.
Por el bien de la empresa
La Vanguardia anunciaba el 12 de julio la compra de la mitad de las acciones del Grupo Bon Preu, por parte de Joan Font, por algo más de 300 millones de euros. Tras casi un año y medio de negociaciones, Josep Font ha aceptado un precio muy por debajo de lo que demandaba antes, y es que, de no haber llegado a un acuerdo, los estatutos de la compañía comprenden la escisión como la única solución al conflicto. Este escenario habría separado la compañía en dos partes iguales (una llamada Bon Preu y la otra Esclat), pero habría puesto a Josep en serios apuros al haber de gestionar una compañía desde cero, con una facturación multimillonaria y sin equipo directivo, ya que la mayoría apoyaba a Joan.
Al final, Josep Font decidió, por el bien de la empresa, aceptar un precio que no obligara a su hermano a contraer una deuda excesiva, recibiendo así parte del pago en efectivo y la otra parte mediante propiedades del grupo no asociadas a su actividad comercial. De hecho, a lo largo de su trayectoria en Bon Preu, nunca había cuestionado las decisiones de su hermano con respecto al grupo, hasta el punto que en enero de 2019 dimitió de la vicepresidencia y de todos los cargos ejecutivos para facilitar una solución pactada con su hermano.
El futuro de Bon Preu
Tras la noticia, el grupo anunciaba mediante una nota de prensa que “esta reordenación asegura la continuidad del grupo Bon Preu en su integridad, en su estrategia de crecimiento y de generación de riqueza y puestos de trabajo en la que estamos inmersos desde siempre”. En efecto, el conflicto no alterado los planes de la compañía, que sigue apostando por la expansión y la inversión en instalaciones que garanticen la calidad de su producto fresco: el gran reclamo de la empresa.
Contando además con una marca blanca en la que buscan la calidad por encima del precio, el Grupo Bon Preu queda en primer lugar en el informe de la OCU sobre los mejores supermercados donde realizar la compra en España, valorando aspectos como la variedad, la calidad, el precio y la atención al cliente. Además, la empresa ha alcanzado una facturación de más de 1.300 millones de euros en 2018, y se espera una facturación de 1.500 millones en 2019.