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La paradoja de las tendencias alimentarias

Actualizado: 17 nov 2022


mesa con frutas y varios alimentos de comida basura

A pesar del crecimiento de la industria de la comida ecológica y saludable desde algunos años, la industria de la comida rápida sigue creciendo también. ¿A qué se debe esta paradoja?


La evolución de los productos biológicos

A lo largo de los últimos 10 años, la alimentación ecológica creció de manera fenomenal. Mientras que hace 10 años no había muchos productos ecológicos en las estanterías de nuestros supermercados, hoy, casi cada producto tiene su réplica ecológica. Y mientras que hace 10 años estos productos fueron reservados a los clientes con más poder adquisitivo, hoy son mucho más asequibles, y para numerosos consumidores comer alimentos biológicos se ha convertido en un hábito.


Sin embargo, desde algunos años, el crecimiento es más débil y la pandemia de COVID-19 no va a cambiar súbitamente esta dinámica. De hecho, estos productos siguen siendo más caros que los productos básicos y a causa de la crisis sanitaria y económica, comprar alimentos ecológicos no es una prioridad para muchas personas. Por otro lado, la pandemia ha hecho reflexionar a la gente sobre la importancia de la salud: el consumo de productos ecológicos, considerados como más sanos, podría aumentar en un futuro más o menos cercano.


Comer “healthy”, una moda cada vez más importante

bol de muesli healthy con frutas

Además de la alimentación biológica, una nueva tendencia alimentaria apareció hace algún tiempo: la alimentación “healthy”, es decir comer de manera saludable. Este fenómeno fue impulsado por las redes sociales, en los cuales la gente comparte su estilo de vida, a menudo sano, para mantener un físico atractivo.


Desde la aparición de esta moda, nuevas marcas y nuevos productos aparecen cada año. Los productos más destacados son los snacks saludables. De hecho, por lo general, los snacks son los productos menos saludables que existen porque se consumen picando entre horas y están llenos de azúcar. Sin embargo, ahora existe los snacks “healthy” que contienen menos azúcar y más vitaminas, proteínas y otros nutrimentos como, por ejemplo, los frutos secos, las barritas proteicas o de cereales, las bayas desecadas, etc. Un estudio realizado por AINAFORWARD ha mostrado que el 50% de los consumidores consumen más snacks saludables porque se preocupan de su salud. Y esta cifra está creciendo año tras año. Según un informe de Fortune Business Insights, entre 2018 y 2019, las ventas del sector de los snacks saludables en Europa pasaron de 29,03 mil millones de dólares a 31,06 mil millones, y este crecimiento se mantuvo entre 2019 y 2020.


Hace unos años, todavía basándose en la idea de un estilo de vida más sano, se desarrolló también la moda de la alimentación sin gluten y vegana. Son dietas muy estrictas que prohíben los productos con gluten para la primera, o los productos que vienen de un animal para la segunda. Esta es la más destacada, y, en consecuencia, han ido surgiendo cada vez más productos "veganos". También encontramos las bebidas vegetales, como las leches de almendra, de soja, de arroz, de avellana, etc., que reemplazan la leche de vaca tradicional y que cada vez más personas consumen, a veces, aunque no sean veganas. Además de todas las alternativas a la carne, en particular los bistecs vegetales como los de soja, de seitán, de trigo o aún de verduras. Hoy, incluso se desarrollan también en laboratorios cultivos de carne, producida a partir de células animales que crecen dentro de cubas de fermentación, pero esta producción es muy complicada y costosa. Por el momento, este producto solo es autorizado para la venta en Singapur.


La comida basura, una moda que perdura

Aunque las dietas “sin gluten” y vegana crean discrepancias entre la gente, una opinión es compartida por todo el mundo, es el hecho de que la alimentación procesada no es sana en absoluto a causa de todos los ingredientes artificiales añadidos. Sin embargo, la comida basura (“junk food”), la comida más procesada que existe, sigue creciendo, a pesar del aumento de las preocupaciones para la salud. ¿Por qué?

En primer lugar, la comida basura es mucho más barata que todos los productos de las dietas “healthy” tendencias, lo que explica que más gente prefiere consumir este tipo de alimentos. Además, comer “junk food” es más fácil, solo es necesario ir a algún establecimiento de comida rápida (o aún solo pedir una comida sobre plataformas como Glovo, Deliveroo o Uber Eats) para comer rápidamente y sin hacer nada. Hoy en día, los trabajadores que tienen cada vez menos tiempo para comer se dirigen más hacia este tipo de comida, lo que contribuye al crecimiento de esta industria.

Una mujer comiendo patatas fritas.

Sin embargo, el escritor y periodista estadounidense Michael Moss, tiene otra explicación. Según él, la comida basura es como una droga. Acaba de publicar un libro, “Hooked” (literalmente “enganchado”), en el que explica que la comida basura puede ser tan peligrosa y adictiva como la droga o el alcohol. Y explica que eso se hace de forma deliberada por las empresas de “junk food”. Michael Moss pone de relieve una paradoja interesante, pues señala que son las grandes empresas que poseen las grandes marcas de comida basura las mismas las marcas de dieta que te prometen perder peso. Es como si unos de sus productos crearan la demanda para sus otros productos. Moss considera eso “tortuoso”.


Desde el punto de vista científico, la comida basura se parece mucho a la droga y al tabaco en términos de adicción, y aún peor porque nuestro cerebro se siente recompensado más rápido cuando comemos algo con azúcar (uno de los ingredientes más importantes de la comida basura) que cuando fumamos. No obstante, no todos los científicos están de acuerdo sobre el potencial adictivo de la comida rápida. Eso se debe principalmente a la definición de “adicción” que tenemos, pero según la Asociación Psiquiátrica Americana, un trastorno debido al consumo de cualquier substancia puede calificarse por el hecho de que una persona no puede dejar de consumirla a pesar de que sepa que es peligroso y de que quiera dejar, y eso puede aplicarse a la comida rápida.



Esta paradoja explica que las cadenas de fast-food intentan adaptarse a la demanda cada vez más fuerte de productos sanos, veganos y otros. Por ejemplo, McDonald’s propone algunas ensaladas y una hamburguesa vegetariana, pero hay también otros restaurantes de comida rápida que se desarrollan y que son especializados en comida “healthy”, como Honest Greens en España. Aunque la comida más saludable sea más cara que en los restaurantes tradicionales , según un estudio de 2019 realizado por El Tenedor (The Fork), más del 73% de los españoles está dispuesto a pagar más para comer de manera más saludable.





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