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La revolución de la agricultura vertical



La agricultura vertical es una alternativa a la agricultura tradicional que busca ser más sostenible con el planeta y dar solución a los retos demográficos a los que se enfrentará el sector agroalimentario en los próximos años.

Según el informe Perspectivas de la Población Mundial 2022, publicado por la ONU, la población mundial se espera que alcance los 9.700 millones de personas en 2050. Junto con el cambio climático, que puede acrecentar todavía más los problemas de escasez de tierras de cultivo, los desafíos a los que se enfrenta la industria de la alimentación para los próximos años no paran de crecer.


En esta coyuntura, la agricultura vertical se presenta como una posible solución. Este tipo de cultivo se lleva a cabo apilando cultivos uno encima del otro formando una estructura tipo torre, en un entorno controlado con condiciones ideales de luz, temperatura y humedad. Este nuevo sistema puede soportar grandes cantidades de cultivos en superficies mucho más reducidas, lo que se traduce en un mayor rendimiento por hectárea cultivada.


Aunque todavía es reciente, ya encontramos empresas implementando este sistema en su modelo de producción. Como es el caso de la empresa Groots, que utiliza las verduras cultivadas con este método para elaborar sus platos preparados.

Dentro de la agricultura vertical podemos encontrar tres tipos de sistemas principales: Los sistemas con sustrato, la hidroponía y la acuaponía. En el caso del tipo de cultivo vertical con sustratos, las plantas se producen en sustrato y están suplementadas con soluciones nutritivas, un ejemplo de este sistema es el del modificado de flujo y reflujo, también conocido como sistema de inundación y drenaje. El cual puede albergar macetas o recipientes de medidas muy diversas.

En el segundo caso encontramos el cultivo vertical con hidroponía se trata de suministrar a las plantas con una solución acuosa compuesta con la cantidad adecuada de elementos necesarios para su crecimiento óptimo. Esto se realiza en cultivos como, por ejemplo, el cultivo en agua profunda, la estructura piramidal o torre vertical.

En el caso de la agricultura vertical con acuaponía es totalmente, al contrario, en esta la producción de plantas se junta con peces, para fertilizar las plantas con agua filtrada enriquecida con el excremento de los peces convertidos a nitratos y suplementada con la cantidad de nutrientes necesarios para elevarlos a la concentración adecuada.



Algunos de los beneficios que se logran con este sistema son:

Ahorro de agua


El agua riega los cultivos y la sobrante se puede utilizar para otros cultivos, creando un círculo que evita el desperdicio de agua. Además, según los datos del informe del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas, ayudamos a evitar el 70% de agua consumida del planeta, y el 95% que es desperdiciada en las plantaciones convencionales.


Más rendimiento por hectárea cultivada


Esta práctica hace que se aproveche mucho mejor el espacio, como vemos en la imagen antes mostrada, logrando un volumen de producción 40 veces mayor. De hecho, el ahorro en superficie podría mitigar la deforestación provocada por la expansión de la agricultura, que según el informe realizado por la FAO publicado en el año 2020, se han perdido 4’7 millones de bosques entre el período de 2010-2020.


Comercio de proximidad


Con esta técnica se consiguen productos más frescos y con mayor vida útil, además de promover el comercio de proximidad. Además, estas plantaciones, que ocupan un espacio menor, se pueden ubicar cerca o incluso dentro de las ciudades. Los datos apoyan el que las plantaciones puedan llegar hasta las zonas urbanas, ya que se estima que en 2050 la población mundial alcanzará más de nueve mil millones de personas, de las cuales se prevé que el 68% vivan en zonas urbanas, según el informe mundial lanzado por ONU-Hábitat en el año 2022. Con la agricultura vertical se evitarían 2.000 km de transporte y 28 manos de por medio para obtener el producto final según los datos que nos proporciona la empresa Groots.



Pese a las múltiples ventajas de esta tecnología, el desarrollo de las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de la agricultura vertical supone un coste de fabricación más elevado en comparación con la agricultura convencional. Además, a pesar del correcto funcionamiento de las tecnologías necesarias para la producción vertical, aún queda recorrido para alcanzar una producción más eficiente y sostenible a largo plazo. Pese a todo, el principal reto que supone implantar este tipo de cultivo será la necesidad de contar con una nueva generación de agricultores con formación especializada en esta tecnología.

Pese a que todavía está dando sus primeros pasos, la agricultura vertical se presenta como una revolucionaria tecnología que permitirá a la industria desarrollar una alimentación más ética, sostenible y un nuevo y pujante sector que requerirá de financiación pública y privada que puede aumentar la actividad económica en cualquier zona.


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