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¿Qué es la Agricultura 4.0?


Un dron sobrevuela el cultivo para recopilar datos sobre la humedad del suelo, nivel de químicos, etc.
Un dron sobrevuela el cultivo para recopilar datos sobre la humedad del suelo, nivel de químicos, etc.

Drones que controlan el estado del suelo, tractores automatizados, sistemas de riego inteligentes, grandes bases de datos que regulan todas las variables del cultivo, todo esto y más son las nuevas tecnologías aplicadas al campo y la agricultura, también conocida por agricultura 4.0.


Pero, ¿qué es la agricultura 4.0?


El término nace de la industria 4.0, que significa la aplicación en los procesos industriales de la capacidad de recolectar, analizar y almacenar grandes volúmenes de datos para la optimización de dichos procesos. Esta nueva realidad, que nació en la industria para regular todo el ciclo productivo de un producto, ha permeado al resto de sectores, encontrando una gran fuente de datos en los servicios. Por ejemplo, en el sector del delivery, en una única empresa, se pueden llegar a gestionar millones de datos para conocer a sus clientes: platos preferidos, pedidos, direcciones, correos electrónicos, valoraciones, regularidad del pedido, alergias alimenticias y un largo etcétera; todo esto día a día y con cientos, quizá miles, de consumidores. Esta revolución con respecto a la captación de datos es el nuevo paradigma a la que todas las empresas de todos los sectores se tendrán que adaptar para afrontar los desafíos que nos esperan en el siglo XXI, y la agricultura no iba a ser menos.


Las nuevas tecnologías aplicadas al campo pueden mejorar enormemente la productividad de los cultivos, con análisis constantes de humedad, nivel de nutrientes en el suelo, previsiones meteorológicas, etc. Pero también se espera que se conviertan en un gran aliado para combatir el cambio climático, ya que se espera poder controlar con mucha más precisión el uso de químicos y pesticidas. Todo eso es posible gracias al llamado Internet of things, o la conexión de pequeños aparatos electrónicos a internet para mejorar enormemente sus capacidades. De esta manera, un dron supervisando un campo de miles de hectáreas puede avisar al agricultor de que la humedad del suelo ha caído en un pequeño espacio determinado; de hecho, puede avisar al sistema de riego para que, sólo en esa superficie, regule el nivel de humedad y que sea el adecuado según el tipo de cultivo.


Por contra, esta tecnología implica una gran inversión en la compra e instalación de los equipos así como de formación para los operarios a cargo; además, será imprescindible disponer de una buena conexión de internet. No obstante, los beneficios son tan grandes que cuesta no ver esta tecnología como una oportunidad de mejorar enormemente la productividad del campo, su impacto medio ambiental y, sobre todo, sus márgenes económicos.



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